Atrás quedan esos tiempos en los que eran los propios vecinos los que se turnaban para limpiar las escaleras. Con el paso de los años las comunidades de vecinos han dejado de sacar brillo al portal y barrer su tramo de escaleras para, en la mayoría de los casos, delegar este servicio en una empresa externa. Sin embargo, la obligación de subrogar a los trabajadores, su convenio y otro tipo de cuestiones jurídicas continúan siendo ajenas a numerosos propietarios.