No hay que tener demasiado respeto (o miedo, si se prefiere) a solicitar los servicios de un abogado. Que el proceso puede ser cansino y muy absorbente en ciertos momentos es cierto, pero que en ocasiones es necesario actuar de acuerdo a la ley y apoyarse en los servicios de un abogado, no lo es menos. Desde hace dos décadas, el bufete de abogados Durán & Durán Abogados acumula experiencias y casos solucionados a su balance. Son, precisamente, el número de casos solucionados los que le avalan en el sector, en el que lleva desde el año 1996 acumulando experiencias positivas y ganándose la confianza para sus clientes.
El tema que nos ocupa en esta web: la gestión de comunidades de propietarios, es un caldo de cultivo básico para los despachos de abogados. Constantemente, en el ámbito de estas gestiones surgen dudas, pleitos o problemas de carácter legal que es necesario ayudar mediante la intervención de profesionales. Este es uno de los motivos de que cada vez se deleguen más estas actividades en las entrañas de los administradores de fincas, que aseguran a una misma vez la gestión inmobiliaria, pero también todo lo que atañe a la comunidad en este tipo de situaciones. La abogacía es un terreno complejo, pero necesario en casi todos los órdenes de la vida actual.
En nuestra cabecera hablamos de la posibilidad de gestionar la comunidad de propietarios de una forma más independiente, sin la necesidad de acudir a una empresa administradora de fincas, lo cual es posible con la cooperación de todos los vecinos. No obstante, incluso en ese caso, la elección de independencia en torno a la administración de nuestra propiedad o comunidad de vecinos, llegará el momento en el que será necesaria la mediación de un abogado o un bufete legal, civil o mercantil, para la resolución de problemas que, inevitablemente, tarde o temprano, acabarán por hacer aparición.
¿Quién no ha tenido algún problema de carácter legal en su bloque de viviendas? La cantidad de tiempo que pasamos y compartimos con nuestros vecinos lo hacen inevitable. Conflictos entre aseguradoras, las clásicas goteras, una caída por la escalera porque alguien obstaculiza el paso o los habituales problemas económicos derivados de los impagos de la cuota de comunidad… Hay multitud de situaciones en una comunidad de vecinos que pueden hacer casi indispensable el servicio de un bufete de abogados como el que citábamos anteriormente. Para eso, el despacho de Miguel Durán cuenta con delegaciones de su marca en varias ciudades de nuestro país. Es tan fácil encontrar uno de sus abogados mercantiles en Barcelona como hacerlo en Madrid o Sevilla, por poner varios ejemplos. Lo importante para esta firma es mantener siempre, y en todos sus radios de acción, una garantía de compromiso y calidad en el servicio.
En Cooperación y Ciudadanía siempre abogamos por la resolución de conflictos interna, es decir, por hacer uso y garantía, precisamente, de esa cooperatividad que enuncia nuestro nombre. Siempre que el problema pueda ser tratado desde el fuero interno y solucionado desde el diálogo y la comprensión de todas las partes implicadas, mucho mejor. Siempre y cuando el caso sea posible de hablar sin la intervención de miembros o bien de la policía o bien profesionales de la justicia. En algunos casos es estrictamente necesaria su intervención. De esta forma, se favorece precisamente la convivencia y el uso pacífico de las dotes comunicativas. Solo si es estrictamente necesario acudiremos a los servicios de un profesional y de su equipo. Sin embargo, en ese caso sí que lo ideal es rodearse de un buen equipo de profesionales cualificados en todo tipo de problemas legales, ya surja el conflicto de un pleito económico u fiscal o lo haga de un caso en el que el derecho civil sea el más indicado para garantizar la solución. Un bufete de abogados integral puede terminar por ser la solución a nuestros problemas comunitarios, tan delicados y difíciles de solucionar sin perjuicios para alguna de las partes y, sobre todo, sin que queden rencillas complicadas de olvidar con el tiempo. Al fin y al cabo, los vecinos están condenados a entenderse y a verse prácticamente todos los días.