Algunos canes, por culpa de nuestros propios cruces, pueden provocar una sensación intimidatoria, como el American Bull Terrier que, a pesar de ser un perro bastante manso, tiene fama de fiero. Y eso fue precisamente lo que provocó que mis vecinos del piso de arribadenunciaran a mi vecina de la izquierda para que se deshiciera de su perro. Un perro bueno, cariñoso, que cada vez que ve a mi hija se lanza a por ella para que le toque y juegue con él, un amor de perro que por culpa de tanto cruce provoca miedo. La joven me contó que compró el animal en
Rocabull, una empresa de cría y selección de cachorros, que siempre había adorado el carácter de ese animal y que por eso llevaba tiempo intentando ser la “mami humana” de uno. Y ahora ¿quieren que se deshaga de él sólo porque no les gusta su apariencia? ¡Es culpa nuestra que no nos guste su aspecto y yo no pienso participar de un acto que me recuerda demasiado al Bullying.