Un edificio que alberga una comunidad de vecinos suele tener una gran cantidad de imperfecciones, sobre todo durante sus primeros años de existencia. Dichas imperfecciones no solo afectan a las zonas comunes, sino también a las viviendas de los propietarios, cuestión que supone muchas más molestias e incomodidades y que por regla general suelen afectar no a uno solo sino a más vecinos.
Los defectos pueden ser de lo más variopintos y no todos son solucionados por las empresas constructoras. De hecho, en ocasiones son los propios vecinos los que necesitan tomar cartas en el asunto para solucionar el problema o cambiar cualquier pieza. Esta situación se está repitiendo más veces de las que serían deseables en nuestro país durante los últimos años.
Uno de esos casos afecta a la comunidad de vecinos en la que vivo desde el mes de abril del año pasado. En nuestro caso, el problema ha venido asociado a las tazas de wáter que se nos habían instalado con anterioridad a nuestra entrada en la vivienda. Al tirar de la cadena el inodoro no descargaba nada de agua. Casualmente, el primero al que le sucedió es el mismo que escribe estas líneas.
Para entonces, la constructora se encontraba en plena disolución debido a problemas económicos. Esto no iba a suponer sino una magnificación del problema: dicha constructora no se iba a hacer cargo de cambiarme la taza del wáter y mi seguro del hogar argumentaba que quien debía correr con todos los gastos era la propia constructora. Y en el medio, yo y mi familia, sin saber qué hacer con nuestro maltrecho inodoro.
A esta vergonzante situación había que ponerle una solución porque, para más inri, a otras dos familias del inmueble les acababa de ocurrir exactamente el mismo problema que a la mía. Nadie se había hecho cargo de nuestra situación en bastante tiempo y la vida sin una taza de wáter en buenas condiciones se antojaba mucho más complicada mientras la constructora y las aseguradoras se enzarzaban en una batalla legal para dilucidar quién tenía la razón.
Una denuncia y un inodoro nuevo
La estrategia a seguir por nosotros, que éramos los verdaderos afectados, fue clara: denunciar a las dos empresas y hacernos, por cuenta propia, con una taza de wáter nueva para evitar seguir padeciendo una situación como la que teníamos encima. Para ello necesitábamos depositar nuestra confianza en una entidad que ofertara los mejores inodoros, aquellos que funcionaran de manera correcta, a un precio racional.
Comentamos el asunto en una Junta de Vecinos y, asustados por lo que nos había ocurrido a tres de las familias del edificio, muchos de los propietarios decidieron seguir nuestros pasos y comenzar a buscar esa empresa que nos pudiese facilitar unas tazas de wáter fiables, que no dieran ningún problema a la hora de descargarlas.
Íbamos a dar con una muy buena solución a través de Internet, porque descubrimos la página web www.tapadelwater.com, una entidad que podría suministrarnos tapas de diferentes modelos y estilos y que contaba con buenas críticas y un precio más que asumible.
Al llamar y comentarles la situación, los profesionales de aquella tienda nos prometieron ayuda. Nos instaron a que miráramos su catálogo y efectuáramos un pedido conjunto. De esta manera, nuestros nuevos inodoros llegarían en apenas unos días y podríamos tenerlos instalados para entonces.
Ha pasado aproximadamente un año desde entonces y las cosas, por fortuna, han cambiado mucho. Los nuevos inodoros, perfectamente instalados, no han dado ni un solo problema y nos han permitido recobrar esa tranquilidad que veíamos perdida.
Por otra parte, también hemos conseguido que fructifiquen las denuncias en contra de la ya extinta constructora y las diferentes aseguradoras. Finalmente han sido ellas las que se han tenido que encargar de correr con los gastos, liberándonos a nosotros de una inversión económica que, por suerte, no había sido demasiado elevada y había dado frutos.