Consejos para todo Presidente de Comunidad en funciones

Tras muchos años viviendo en diferentes pisos, nunca había tenido la enorme “suerte” de que me eligieran como Presidenta de mi Comunidad de Vecinos. Al parecer, como me llevo tan bien con casi todos los vecinos me han elegido para ser Presidenta de mi pequeño mundo vecinal, y como es un cargo personal e indelegable no he tenido otra que aceptar.

En un principio, la propuesta me hizo gracia, en realidad, no me parecía tan complicado, teniendo en cuenta que conocía a casi todos los que vivían en el edificio y, además, podía compaginarlo perfectamente con mi trabajo.

Un amigo me alertó de la dificultad que acarreaba un puesto de estas características, y me pidió que me concienciara de las dificultades que entrañaba mediar entre tantos vecinos, así como de toda la amplia variedad de problemas que pueden surgir en una convivencia de este tipo.

Así que un día, con la espontaneidad que le caracteriza, se presentó en mi casa con varios paquetes de palomitas y todas las temporadas de Aquí no hay quién viva, para que me tomara nota de las aventuras y desventuras de Juan Cuesta, el eterno presidente de la Comunidad de Vecinos más famosa, la de Calle Desengaño 21 (una realidad, algo deformada, pero que apuntaba muchas maneras), lo cierto es que entre las habilidades de Juan Cuesta y las mías elaboré una mini guía para iniciados en esto de la Presidencia de la Comunidad.

Una especie de las 10 cosas que todo Presidente de Comunidad debe hacer cuando empieza su mandato, las 10 mejores frases para mediar conflictos…

En esta mi comunidad y esta mi escalera, todo transcurría con normalidad, las tareas eran sencillas, se reducían a un par de reuniones extraordinarias para contratar aspectos sobre limpieza y solicitar algunas subvenciones para reparaciones varias.

Nada difícil de manejar manteniendo un seguimiento diario y bien organizado con su calendario de acciones, y siguiendo religiosamente mis pequeñas e improvisadas guías de la Presidenta Perfecta, además mi relación con todos los vecinos era tan buena que todas las acciones se hacían sin necesidad de demasiadas discusiones.

La mayoría de los que vivíamos en el edificio somos gente joven, en algunas ocasiones había problemas con el ruido de algunas fiestas, pero en las reuniones se establecían los horarios y todos los vecinos cumplían con las normas de convivencia sin problemas.

Si bien, pasados unos meses una pareja nueva se instaló en uno de los pisos. Era una pareja realmente simpática, pero, al parecer, la pareja trabaja como relaciones públicas para una revista de lifestyle y decoración, y empezaron a realizar eventos nocturnos hasta altas horas de la noche.

Así, sin comerlo ni beberlo me vi envuelta en una guerra sin cuartel en el rellano de mi escalera.

Los demás vecinos venían a quejarse, con toda la razón del mundo, por otra parte. El problema era que sus eventos nocturnos no llegaban al límite de 45 decibelios, que es el límite que marca la ley en materia de ruidos en una comunidad de vecinos.

Algunos vecinos proponían convocar una junta de vecinos para interponer una demanda, pero les comentaba que, en realidad, no estaban sobrepasando el límite fijado por la ley. Estaba claro que esta situación requería de mis más afinadas dotes de diálogo y capacidad de mediación.

Entre mi trabajo y este problema, la situación empezaba a sobrepasarme, sentía mucho estrés y ansiedad. No sabía cómo gestionar la situación de la forma más efectiva, así que decidí recurrir a los servicios de un buen profesional de psicoterapia que ofreciera servicios de manejo y afrontamiento del estrés, antes de que la situación se descontrolase.

Las mejores soluciones a problemas de estrés

Una buena amiga, que había pasado por una situación de estrés similar, me recomendó acudir a psiquiatradrhernandez, un profesional con muchos años de experiencia, que podría darme las claves para aliviar mi trastorno de estrés y ansiedad, así como las claves para gestionar con éxito la difícil situación con la que me encontraba.

Lo cierto es que hice más que bien en acudir a un buen profesional, diseñó un sistema individualizado de tratamiento atendiendo a mi problema particular y me orientó para gestionar la situación de estrés en la que me encontraba. Paralelamente, también realicé varios cursos de mindfullness y de yoga para compaginarlo con las orientaciones del Dr. Hernández.

Al final, conseguí convencer a la nueva pareja sin necesidad de recurrir a los juzgados, dediqué tiempo a entender su punto de vista, mostrar empatía y reflexionar sobre las diferentes soluciones que mejor se adaptaran a las necesidades de todos. Algo que solo podía conseguir desde mi renovada confianza en mí misma.

Finalmente, las soluciones propuestas fueron aprobadas por todos en una junta extraordinaria y conseguimos recuperar la paz perdida durante tantos meses.

Después de empezar con mal pie, lo cierto es que se han convertido en la pareja más popular del edificio, ahora hasta han propuesto que hagamos, entre todos, una pequeña huerta en la terraza siendo ellos los organizadores de todo el cotarro como profesionales de eventos y decoración que son.

El resultado está siendo todo un éxito y, la verdad, es que en ningún momento renunciaría a la oportunidad de haber ejercido de Presidenta de mi Comunidad de Vecinos.

Digamos que en esta nuestra comunidad, me llevé una experiencia que ha resultado realmente enriquecedora a nivel personal, pude detectar algunas de mis carencias a la hora de resolver conflictos y mediar entre personas y aprendí herramientas que mejoraron mi vida en todos los aspectos, también para aplicarlos a mi propio trabajo que requiere tomas de decisión en equipo continuamente.

De hecho, recientemente me han ascendido a Jefa de equipo, un puesto apasionante y muy estimulante donde puedo hacer uso de todo lo aprendido en esta mi pequeña comunidad.  

 

 

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