Garantizar la seguridad de los propietarios de una comunidad de vecinos es una de las obligaciones de las que debe ser responsable el Presidente de dicha comunidad. La Ley 49/1960, de 21 de julio, conocida como la Ley de Propiedad Horizontal, establece en su artículo décimo que son de carácter obligatorio todas aquellos trabajos y obras que sean necesarias “para satisfacer los requisitos básicos de seguridad, habitabilidad y accesibilidad universal”.
Cuando además contamos con un espacio exterior para el esparcimiento de los más pequeños, el trabajo es doblemente obligado. Garantizar su seguridad con respecto al tráfico urbano es imprescindible, ya que son muchos los atropellos a menores que se han producido cerca de lugares de ocio como parques infantiles y está en nuestra mano poner todos los medios necesarios para evitar que la cifra siga ascendiendo.
Hace en torno a una década, mi familia y yo nos trasladamos a vivir a una nueva comunidad de vecinos en la ciudad de Madrid. Lo hacíamos porque el piso que habíamos comprado allí superaba con creces las condiciones que nos proporcionaba nuestra antigua vivienda y porque, en el nuevo barrio, tendríamos el centro de la ciudad a un solo paso.
El problema del que nos percatamos pasado un tiempo es que, en el pequeño espacio que la comunidad tenía empleado para los columpios de los más pequeños, no había instalada una barandilla que separara el diminuto recinto de la calzada. Esto nos asustaba mucho a mi mujer y a mí, que decidimos convencer al Presidente de la comunidad para convocar una Junta en la que se debatiera el asunto y se propusiera la instalación de una de esas barandillas.
Esa Junta se celebró y los vecinos, por unanimidad, decidimos que la propuesta fuera aceptada. Teníamos por tanto que comenzar a recabar la información suficiente acerca de todas aquellas empresas que ofertaran un producto como el que buscábamos. Después, sería el momento en el que entre todos decidiéramos qué barandilla sería la adecuada teniendo en cuenta los conceptos de seguridad y economía.
Malcolm, un estadounidense de poco más de cuarenta años, era el Presidente y, a pesar de que llevaba residiendo tres años en España, todavía no era capaz de descifrar algunas de las conversaciones que se mantenían en castellano. Por este motivo, algunas de las páginas web de empresas que visitábamos por Internet necesitaban tener una versión en inglés para que supiera exactamente qué tipo de producto íbamos a adquirir.
Industrias Duero, el mejor aliado para proteger a nuestros niños
Una de las páginas web que visitamos fue la de Industrias Duero, una entidad encargada de producir y comercializar elementos que tuvieran conexión con la seguridad vial. Por suerte, la versión en inglés a disposición del público permitió que Malcolm fuera plenamente consciente del tipo de producto que la comunidad estaba adquiriendo. Nos decantamos por varias barandillas de unos 4 metros con anclaje que protegieran la zona en la que nuestros pequeños disfrutaban de las plácidas tardes de primavera y verano.
Finalmente, nos pusimos en contacto con Industrias Duero y nuestro problema fue resuelto de inmediato. Elegir sus servicios no había sido una cuestión tomada porque sí, sino fruto de un proceso de comparación de precios y de la calidad de los diferentes proveedores. Estábamos seguros de que la colocación de las barandillas iba a ser una medida que nos evitaría muchos disgustos y que, teniendo en cuenta el precio al que la habíamos adquirido, no iba a tener un efecto negativo sobre nuestra economía.
Diez años después de haber llegado a la comunidad y de haber instalado las barandillas, tenemos que decir que nuestros menores no han sufrido el más mínimo contratiempo. Los problemas con el tráfico han brillado por su ausencia y por tanto el objetivo con el que nos marcamos la instalación de dichas barandillas se ha cumplido sin dar lugar a ninguna duda.