En España, aproximadamente, 1 de cada 5 trabajadores es autónomo, por lo que, junto con las pequeñas empresas, son uno de los principales pilares en la generación de empleo y de riqueza. Un dato que nos da una idea de cómo crece este tipo de situación laboral lo podemos encontrar en el aumento las contrataciones en esta empresa de alquiler de oficinas en Barcelona, Cacplus, una compañía que te da la posibilidad de mantener una oficina virtual, así como la de alquilar una sede en Barcelona para las reuniones, de forma que no te pierdas ningún cliente y ahorres también en los gastos a la hora de emprender, ya que en la oficina y en el mantenimiento de la misma es por donde se va gran parte del presupuesto.
Este tipo de oficinas permite al trabajador disponer al instante de un despacho totalmente operativa esté donde esté, sin necesidad de tener una presencia física. Si tu negocio no requiere espacio físico administrativo y únicamente necesita un domicilio social legal, una secretaria o una sala de reuniones, Cacplus te da diferentes soluciones. El alquiler de una oficina virtual es un servicio pensado y desarrollado para que el cliente o su empresa puedan beneficiarse de las ventajas que ofrece disponer de una dirección de negocios o un domicilio social en una ubicación de primera categoría y de la atención y gestión de todas y cada una de las llamadas telefónicas que el negocio pueda recibir. Además, los empresarios tendrán así también acceso a salas de reuniones y despachos totalmente equipados cuando deseen y por el tiempo que necesiten, ya que como todos sabemos a veces es casi una obligación mantener determinadas reuniones con los clientes o a estos les da una cierta seguridad el verse en persona con quienes van a desarrollar el trabajo.
Pues bien, fomentar el espíritu empresarial y proteger a los autónomos es fundamental para mantener el dinamismo de la economía. Pero el riesgo está presente en cualquier actividad humana, pero por sus especiales características, el trabajador autónomo, emprendedor o empresario individual afronta los riesgos derivados de su actividad con menores medios e información que el resto. Su normalmente pequeña dimensión financiera y organizativa reduce su margen de maniobra y de recuperación ante situaciones imprevistas, accidentes, pérdidas y cualquier otro tipo de daño, poniendo en peligro su supervivencia en el mercado de trabajo. Además, suele estar mucho más presionado por las condiciones del entorno económico y laboral, y su capacidad de control de los factores externos es muy reducida. Si a todo ello añadimos que la responsabilidad del trabajador por cuenta propia es ilimitada, es decir, que responde con la práctica totalidad de sus bienes presentes y futuros, y que no existe separación entre el patrimonio personal y el de la empresa, como en el caso de las sociedades anónimas y limitadas, puede entenderse la necesidad de este colectivo de estar bien preparado ante cualquier contingencia.
Los riesgos del trabajador autónomo
Según la guía para la protección del trabajador autónomo, los tipos de riesgo a los que se enfrenta un autónomo, así como las personas o elementos de su negocio que debe proteger, se agrupan en dos grandes categorías:
– De negocio. Directamente relacionados con las actividades empresariales y pueden dar lugar a pérdidas o beneficios.
– Accidentales (o puros). Puede tratarse de un incendio, robo o accidente laboral y solo dan lugar a pérdidas.
Analizados en relación al daño que producen, el autónomo está expuesto a:
– Riesgos sobre las personas. Se refieren, fundamentalmente, a los accidentes en el trabajo y las enfermedades profesionales.
– Riesgos sobre el patrimonio. Afectan a los activos materiales e inmateriales que posee la empresa: los inmuebles, el mobiliario, la maquinaria, las materias primas, etc.
– Riesgos sobre la responsabilidad. Son obligaciones derivadas de reclamaciones por daños ocasionados a terceros perjudicados.
– Riesgos sobre los ingresos. Son aquellos que afectan a los resultados de gestión derivados de la posible paralización de la actividad empresarial.
En este sentido, conviene disponer de pólizas multirriesgo para reducir los costes de adquisición y obtener las coberturas necesarias a todos estos riesgos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden poner en peligro la existencia de cualquier empresa.