El mundo de las puertas automáticas ofrece un sinfín de soluciones que pueden contribuir a incrementar en gran medida el confort del hogar, así como su seguridad frente al acceso de terceros. Útiles para sellar el acceso a garajes, fincas, elevadores, etcétera, las puertas automáticas aportan una serie de ventajas que van más allá de la comodidad del control remoto, ya que tan solo suponen una inversión inicial que no tarda en amortizarse. Y es que, a posteriori, su labor de mantenimiento es mínima puesto que las empresas instaladoras acostumbran a incluir en sus servicios una garantía prolongada en el tiempo y su correspondiente asistencia técnica. Por tanto, al cliente solo le queda comprobar que su mando a distancia tiene cargadas las pilas.
En el contexto doméstico, la aplicación de automatismos más popular se halla ligada a las puertas de garaje. Este tipo de recursos no solo son recomendables para no tener que bajar a abrir la puerta manualmente –una tarea siempre incómoda en el frío del invierno o las lluvias de febrero-, sino que, además, ofrece una garantía de protección que pondrá a salvo de visitantes indeseables el vehículo o los enseres almacenados en el garaje gracias a sus avanzadas medidas de seguridad. Las mejores puertas de garaje automáticas poseen sistemas de protección contra los intentos de robo con palanca: medidas que hacen que la puerta quede enclavada en el carril-guía de forma mecánica y sin necesidad de electricidad, evitando de esta forma su movimiento forzado desde el exterior. De igual modo, la seguridad no solo piensa en los amigos de lo ajeno, sino, digámoslo en confianza, en la torpeza de los propios residentes. Si el usuario es un conductor inseguro o que calcula las distancias cual Rompetechos, los automatismos no serán un inconveniente añadido a su falta de pericia. Indiferentemente de la mayor velocidad de cierre que ganan algunos modelos de estas puertas, como las puertas de garaje seccionales -un 50 % por ciento más veloces que las convencionales-, las puertas automáticas de garaje de mayor calidad del mercado gozan de una tecnología de desconexión que, debido al uso de células fotoeléctricas, se activa de manera inmediata ante la detección de un obstáculo. Es decir, cuando el morro o el culo del coche asoman indebidamente en la línea de trayectoria de cierre. En cuanto al precio, instalar puertas automáticas en un garaje con unas dimensiones estándar de 2.500 por 2.125 centímetros, puede situarse alrededor de los 1.000 euros de coste, más IVA.
Otra de las aplicaciones más comunes de las puertas automáticas se da en las cancelas que vedan el acceso a fincas, chalets, viviendas unifamiliares, etcétera. De nuevo, la instalación de un mecanismo automático de apertura, manejado mediante control remoto, ofrece para el propietario una interesante combinación de comodidad y, por supuesto, seguridad. Siempre testadas para funcionar sin problemas en condiciones meteorológicas extremas, las cancelas pueden instalarse bajo varias modalidades, de entre las cuales las más comunes son las batientes –aquellas que se cierran con un movimiento de arriba hacia abajo o desde atrás hacia adelante- y las correderas –aquellas que se cierran mediante un desplazamiento horizontal en paralelo al perímetro de la residencia donde se erigen-. Las cancelas abatibles son la elección perfecta cuando se dispone de espacio libre en la puerta, sin limitaciones. Su funcionamiento puede deberse a pequeñas ruedas o bien pueden moverse suspendidas en el aire, pertinente para evitar atranques incómodos. Por otro lado, las cancelas correderas suponen un ahorro de espacio que las convierten en aconsejables para fincas de escasos metros cuadrados donde conviene aprovechar hasta el último rincón habitable.
Por su parte, la amplia gama de componentes de fabricación de estas cancelas permiten jugar también con la estética, la personalidad y la armonía decorativa de la propiedad. La resistencia y durabilidad del acero, la consistencia y clasicismo del hierro o la ligereza y el brillo del aluminio son tres de las opciones que, por lo general, se manejan en este aspecto, todas ellas debidamente acondicionadas contra la corrosión y la oxidación mediante tratamientos químicos y pinturas específicas, lo que asegura el mínimo mantenimiento necesario y el máximo aguante al paso del tiempo. En cuanto a los formatos, de la solidez de las puertas de formato más macizo se puede pasar a la estética más elaborada de las cancelas de forja, que se elaboran a partir de diseños de catálogo o, incluso, proposiciones y caprichos del cliente. Sus principales materiales son asimismo el acero, el aluminio y el hierro, cada uno dueño de sus propias ventajas e inconvenientes y con un precio diferente en cada caso.