Hace un par de años reformamos la escalera para ayudar a unos vecinos pensando también en que era un beneficio para todos nosotros. La madre de una vecina del sexto se fue a vivir con ella porque había caído un porrazo y se había roto la cadera con tan mala pata que, tras meses de rehabilitación y demás, seguía en silla de ruedas y los médicos le dijeron que con su problema de osteoporosis y artrosis (odio todo lo que acaba en “osis”) es probable que no volverá a caminar con normalidad.
En esa época era yo la presidenta de escalera y veía todos los días cómo la chica, o su marido, tenían que cargar con la mujer mayor para subir los cinco escalones que tenemos en la entrada y que dan paso al rellano donde se encuentra el ascensor. Nunca me había dado cuenta de cómo esos cinco escalones podían ser un obstáculo tan grande para llegar al elevador antes de ver a esa chica apoyando el peso de su madre en sus propias piernas para que la mujer pudiera, no sin esfuerzo, subir esos cinco escalones.
No lo puse evitar, me vi a mí misma cargando con mi madre y puse carteles por toda la comunidad avisando de una reunión vecinal para la semana siguiente. La familia no sabía lo que yo iba a proponer y cuando dije que creía que reformar la escalera y poner una campa nos beneficiaría a todos comprobé cómo la chica joven casi llora de emoción. Algunos se negaron, siempre tiene que haber alguien, pero el 85% estuvimos de acuerdo (no sin antes hacer dos reuniones más tras pedir presupuesto), así que se aceptó la propuesta e hicimos la derrama para pagar a la instalación de la rampa.
Año y medio después, más o menos, la mujer falleció y algunos criticaron haber gastado ese dinero en la rampa para darle uso sólo durante un año y aunque yo no le deseo el mal a nadie, hoy en día, uno de aquellos que criticaron, da uso a esa rampa porque su padre ahora vive con él y también usa silla de ruedas. ¿Castigo divino? Yo creo que es casualidad pero igual con esto abre un poco su mente y deja de ser tan egoísta.
Yo, por ejemplo, por ahora no voy a usar esa rampa y espero que en muchos años tampoco le dé uso porque mi madre, por desgracia, dejó de poder valerse por sí misma hace muchos años y tras pasar unos años en la mejor residencia de ancianos de Madrid, Sanvital, la cual recomiendo porque sus trabajadores son un encanto y grandes profesionales, ahora se ha trasladado a Benviure, una residencia geriátrica de aquí de Barcelona. Obviamente se ha venido para estar más cerca de mí y de mi hermana, que también vive aquí, y yo me alegro mucho porque mi padre hace unos meses que falleció y sólo nos queda ella.
Pero eso de que los vecinos se nieguen a poner rampas o facilidades para las personas discapacitadas o que necesitan ayudas no es nuevo de ahora, ni siquiera es un caso aislado de mi comunidad. En Villaverde, una comunidad se niega a poner un ascensor a un niño discapacitado… increíble. Si le están negando el acceso a su vivienda a un niño de tres años ¿qué no harán con una persona mayor?
Pero lo más espeluznante fue el caso que me contaron de primera mano hace unas semanas. No he encontrado noticia alguna pero os lo narro yo. Una familia pidió a la comunidad instalar un ascensor para minusválidos en la escalera para su hijo discapacitado y los vecinos se negaron en rotundo. Cuando creían que todo estaba perdido, una constructora escuchó su caso y se ofreció a instalarle el ascensor gratuitamente, a modo de donación, así que se comunicó a la comunidad y ésta se volvió a negar. Si ya no era cuestión de dinero ¿por qué se negaban a instalar el ascensor para el chaval? Los vecinos alegaron que la poner el ascensor la escalera perdía muchos metros hábiles y no podían permitirse esa pérdida. La familia denunció, recurrió a los tribunales buscando apoyo y el juez se lo negó asegurando que el niño podía subir a su casa a través de una puerta trasera de la vivienda que da a la parte del garaje, porque allí sí hay rampa.
Actualmente la familia tiene que dar toda la vuelta al edificio y entrar por detrás, incluso en las noches oscuras cuando no hay iluminación, y acceder por ahí a su vivienda, y yo no lo entiendo: a los vecinos les salía gratis, no tenían que hacer nada… ni lo entiendo hoy ni lo comprenderé nunca.