Seguro que todos habéis visto en las noticias localidades españolas que se han visto afectadas por las lluvias torrenciales que en estos meses, año tras año, asolan algunas zonas de nuestra península. Desgraciadamente para los propietarios de las viviendas que se ven afectadas yo soy de las que piensa que la culpa es casi en el 100% de los casos de los Ayuntamientos, primero pro permitir construir en ramblas y espacios demasiados próximos a los cauces de los ríos y después por no mantener una limpieza y mantenimiento de desagües, embalses, ríos, e incluso presas, y eso por no hablar de la limpieza necesaria que algunas montañas necesitan y que no se hace por lo que cuando el lodo baja por la ladera tras una fuerte lluvia lo hace arrastrando ramas secas, basura, piedras y demás porquería.
Este año ya llevamos una víctima pero no voy a entrar ahí porque no es el tema que me ocupa. Lo que nunca había imaginado llegar a ver es que en un edificio de pleno centro de Barcelona el agua empezara a ascender desde los garajes y trasteros hasta colapsar la entrada. Impresionante. Aquello fue “lo nunca visto” y todo porque la comunidad se quiso ahorrar unos euros pasando de limpiar los desagües y las cañerías de los parkings, lo cual es sólo un reflejo de menor envergadura de todo lo anteriormente explicado. Pero lo mejor fue la que se montó para poder arreglar aquel desaguisado. Llamamos a una empresa de desatascos que utilizó una estas bombas slurry para drenar el agua, hasta ahí todo correcto, pero es que luego empezaron a sacar todo lo que había obstruido los desagües y se encontraron hasta un patito de goma, como en las películas americanas. Yo veía cómo sacaban cosas de ahí y alucinaba en colores ¡Hasta unas medias de Nylon sacaron! Y yo me pregunto… ¿quién narices tira unas medias de Nylon por ahí? Pues debe haber alguien que pensó que era una buena idea, aunque obviamente se equivocaba.
Estuvimos casi tres semanas sin poder bajar a los trasteros y cuando por fin lo conseguimos descubrí que había perdido todo lo que había dentro. Mi bicicleta estaba en el estado perfecto para aplastarla con algún tipo de apisonadora con el fin de utilizar el amasijo de hierros de nuevo para fabricar una nueva. Las herramientas que mi marido ha ido coleccionando acabaron todas en el cubo de la basura, incluyendo el destornillador eléctrico que le regalamos hace menos de dos meses en su cumpleaños. Y un largo etcétera de objetos irrecuperables que prefiero no nombrar para no acabar llorando como una magdalena por la gran pérdida.
Y es que aún no termino de entender cómo alguien puede tomar la decisión de dejar de hacer algo totalmente necesario con el fin de ahorrarse unos euros porque, cuando no los tienes se podría entender, pero teniéndolos es ridículo que se arriesgue uno de esa manera ¿o no?
Es lo mismo que le pasó a mi padre no hace mucho en la piscina de la urbanización: se les rompió la lona que cubría la misma en invierno y empezaron a caer hojas de árboles, mosquitos, y demás mierda que los niños lanzaban por el agujerito a modo de juego y por no hacer una derrama y poner cada vecino unos 50 euros para una lona nueva aguantaron hasta que la mierda bloqueó el conducto de limpieza y tuvieron que llamar a una empresa que les cobró casi 120 euros a cada uno para solucionar el estropicio… ¿No os resulta cómico? A mí sí desde luego. No me merece la pena, y todo por unos euros…