¿Tus hijos han dejado de ser unos niños y quieres adaptarles su dormitorio a la edad adolescente? Que sepas que no es una tarea fácil. Debes armarte de paciencia y tener mano izquierda.
El dormitorio para los adolescentes es su Santa Sanctórum. El centro de su universo. El lugar en el que despliegan con total plenitud su personalidad.
Debes partir, antes de nada, que el dormitorio es suyo. Lo sienten como propio. Y los padres como mucho podemos aspirar a ser unos colaboradores que aportan infraestructura. Cuestionar el dormitorio o meter las narices en él es poco más que invadir su intimidad.
Todo no es tan delicado. No podemos verlo como si estuviéramos caminando por arenas movedizas. Los vendedores de Tua Casa, una tienda online de muebles y decoración, dicen que un dormitorio juvenil es un rincón de ensueño desde el que poder despegar. Debemos planteárnoslo, por tanto, como si estuviéramos dándoles alas a nuestros polluelos para que se pongan a volar.
Los padres que hemos tenido dos niños, y los hemos tenido en la misma habitación, sabemos que llega un momento en que cada uno necesita su espacio. Se lo han pasado muy juntos cuando eran pequeños, pero llega una época en la que se estorban.
Ha llegado ese instante de darle otra utilidad a aquella habitación que habíamos reservado para las visitas o en la que habíamos montado nuestro pequeño despacho. La antigua habitación de los niños, tampoco puede quedar como estaba. Ya no ven el club “Super 3”. Tienen su propio móvil y no sabemos ni lo que ven, porque desde luego para hablar por teléfono ni lo utilizan.
Puede ser que tengamos un solo hijo. Aquella habitación tan cuca, que la habíamos configurado durante años, con los juguetes colocados en repisas y el cabezal tan chulo de Spider-Man, ya no sirve.
En algunos casos, el dormitorio dejará de ser una alcoba y se convertirá en una vivienda autónoma. Un lugar del que no sale el adolescente cuando está en casa, nada más que para comer, y cuando termina, regresa enseguida a la habitación.
Debemos partir de que la adolescencia es la etapa de transición entre la niñez y la edad adulta. Una etapa vital en la que el joven descubre nuevos aspectos del mundo. Intenta ver cómo encaja en él y digamos que el dormitorio es su centro de operaciones.
Nuestro papel como padres no es acompañarlos en ese viaje, y lo vamos a ver en sentido práctico en la reforma del dormitorio.
¡Cómo han cambiado los dormitorios juveniles!
Dice un artículo de la revista Yorokobu, que el dormitorio es el refugio para aislarse de los carrozas. Un yacimiento arqueológico para conocer la idiosincrasia del adolescente. De nada nos sirve pensar eso de: “Yo también fui joven.” Sé de lo que va esta época.
No, no sabes nada. Porque cuando tú tenías 18 años no existían ni los móviles, ni internet. Era impensable que cualquier persona normal, desde su casa, pudiera grabar videos y se pudieran ver en todo el mundo. O que cualquier joven colgara fotografías personales y se hicieran públicas.
La revista Yorokobu marca tres cambios fundamentales en los dormitorios juveniles en los últimos 10 años:
- El epicentro es la cama.
Si antes se pensaba que en un dormitorio juvenil era importante tener un buen escritorio para que el joven pudiera estudiar, ahora todo lo hacen en la cama. El móvil es su cordón umbilical con el mundo y lo utilizan tumbados sobre las sábanas. Antes los jóvenes nos entreteníamos viendo televisión. Ahora consultan las redes sociales y consumen los videos que se cuelgan en las plataformas. Hasta los apuntes del instituto se los envían por WhatsApp. La cama ha dejado de ser un simple lugar para dormir, y en algunas ocasiones es una especie de estudio de televisión desde el que se hacen selfis. La imagen se ha convertido en uno de sus principales elementos de comunicación.
- La pared del yo.
En otros tiempos los dormitorios de los adolescentes contaban con una pared inexpugnable en la que no se veía el fondo. En ella los jóvenes colgábamos pósteres de nuestros grupos de música favoritos, fotografías impresas con nuestros amigos, recuerdos de viajes, entradas de conciertos. Ahora la pared identitaria es el perfil de redes sociales. Es público y no es necesario llevar a nadie a casa para que lo vean.
Por tanto, ahora las paredes interesa que sean lisas. Que creen un fondo neutro para hacer los selfis y los videos, sin distraer la atención sobre el protagonista. Algunos jóvenes tienen una nutrida biblioteca en casa. Sé que leen los libros, tengo constancia. Pero tienen la librería estratégicamente colocada para que forme parte del decorado de ciertos videos que comparten.
- La imagen.
Según cuenta el escritor Martin Lindstrom en su libro “Small data”, en los dormitorios de los adolescentes británicos es habitual encontrar espejos de cuerpo entero. Por sorprendente que parezca, es más frecuente entre chicos que entre chicas. A los adolescentes varones les gusta comprobar el look que van a lucir durante todo el día antes de salir de casa. Los jóvenes cada vez se van a dormir más tarde. Mientras están en la cama continúan trasteando con el móvil hasta altas horas de la madrugada. Sin embargo, cuenta el escritor, que las chicas se levantan cada vez más temprano. No para estudiar o para arreglarse, sino para hacerse selfis con pruebas de vestuario y maquillaje, recogiendo la opinión de las amigas. A las 6 de la mañana comienza el uso de datos. Estos son los primeros WhatsApp del día. Con esta comunicación, no solo reciben la aprobación del grupo, sino que aseguran que no repiten look en el instituto.
Los básicos de un dormitorio para un adolescente.
Vistos estos cambios de tendencia, el periódico La Voz de Almería sugiera algunas cuestiones elementales que deben tener un dormitorio juvenil hoy en día:
- La cama. Cómo hemos visto antes, la cama es el elemento principal, por tanto, hay que prestar especial atención a ella. Debe ser cómoda. Si el joven acostumbra a recibir visitas, podemos plantearnos poner una cama nido, con una cama supletoria debajo. Si tenemos problemas de espacio, poner una cama canapé es una buena opción.
- Iluminación natural. Hay una tendencia cada vez mayor de poner menos lámparas en las habitaciones juveniles. Los leds de las pantallas móviles y de los ordenadores iluminan bastante. Ya no son tan necesarias. Sin embargo, es bueno que disponga de luz natural que aporte alegría a la estancia.
- Escritorio. Aunque la cama sea el mueble principal, no hay que prescindir del escritorio para que el joven estudie, para que trabaje con el portátil o para que juegue con la consola.
- Armarios y alamcenaje. Hay que disponer de espacios de almacenaje suficiente para que el adolescente guarde su ropa y sus enseres, pero sin ocupar demasiado espacio, sin dar sensación de agobio. Por eso son interesantes montar armarios empotrados o compartimentos a la vista, con potros, baldas o cajoneras.
La habitación la hacen ellos.
Debemos plantearnos la decoración y reforma de la habitación de nuestra hija o hijo adolescente desde que nosotros aportamos el equipamiento básico, y luego él la irá amoldando a su gusto. Es la manera de que se sientan cómodos en ella y evitar malestares y discusiones que no tienen sentido.
Cualquier mueble que vayamos a comprar es necesario consultarlo con ellos. Por muy simple que sea, el accesorio necesitamos su aprobación. Su dormitorio es la parte de la casa que le pertenece, es su espacio. Y ya sabemos que a esa edad, cualquier roce se redimensiona.
Es interesante involucrarlos, desde un principio, en la decoración y equipamiento de la habitación. Que se vengan con nosotros a ver muebles antes de comprarlos. Que nos hagan sugerencias buscando ellos el mobiliario por internet. Antes de decidirnos a efectuar la compra es necesario establecer una conversación sosegada para llegar a acuerdos.
Es cierto que la habitación es su espacio. Pero nosotros la vamos a pagar. Es interesante tener en cuenta sus sugerencias, nos pueden dar buenas ideas, pero tampoco vamos a adquirir productos inservibles, o demasiado caros cuando los podemos encontrar de la misma calidad a un precio más bajo.
Si hay que hacer algún tipo de reforma doméstica para adecuar la habitación, como pintar las paredes o poner algún enchufe más, es importante que participen en la tarea. De esta manera se refuerza la idea de que la habitación es suya. Han contribuido con su trabajo a adecuarla.
En la decoración del dormitorio, como en la relación con nuestros hijos adolescentes, debemos sustituir las actitudes impositivas e intransigentes por una relación de diálogo y colaboración. Partiendo siempre de que somos sus padres, no sus colegas y que cualquier decisión que tome que le vaya a ser perjudicial, debemos hacérselo entender antes de que lo haga. Y si ya lo ha hecho, antes de que vaya a más.
Una reforma consensuada del dormitorio con nuestros hijos fortalece los lazos de unidad, mientras que si lo hacemos sin tenerlo en cuenta, crea malestar en la familia.