Normalmente, un espacio inutilizado y no cuidado suele ser un sitio potencialmente convertible en una zona con algún fin. Este varía en función de su ubicación, su dimensión y sus características. En manos expertas, un espacio inerte puede cobrar vida y conseguir una relevancia acorde a su potencial.
Los principales impedimentos que se pueden encontrar son varios. Desde no considerarla como una zona con potencial, la necesidad de dinero para la inversión o la falta de ideas sobre como decorar o qué añadir. Si a este pequeño elenco se le añade la etiqueta de zona común, entonces se puede llegar a un callejón sin salida. Si muchas personas consideran complicado decidir sobre un tipo de inversión, sobre ciertos muebles, tipo de iluminación o el tipo de uso del espacio, añadir a esta decisión múltiples opiniones, gustos y apreciaciones puede conformar una dinámica a través de la cual no se consiga ningún resultado. Este último caso, es el que puede suceder en el caso de querer habilitar una zona común de un grupo de vecinos o un edificio.
Sin embargo, una vez que se consiguen superar esos problemas, si es que llegan a acontecer, el potencial y las posibilidades a las que se pueden acceder son mucho más amplias que las de una sola persona. De este modo, al construir una piscina de un buen tamaño, el importe y todos los costes del mantenimiento se diluyen entre todos los propietarios de la comunidad, consiguiéndose, con una aportación de cada uno, un bien común más grande y que todos puedan disfrutar.
Otra forma de acondicionar un espacio para que se pueda utilizar durante todo el año, incluso si es un día lluvioso, consiste en los cerramientos de cristal. El cristal ofrece un aislamiento térmico y acústico entre la zona exterior y el espacio interior, pero sin crear una sensación claustrofóbica. La entrada libre de luz natural y las vistas que ofrecen las terrazas o las cortinas de cristal consiguen que el espacio se disfrute plenamente. Si preferimos la creación de un espacio cerrado como club social donde organizar reuniones y fiestas, podemos recurrir a cualquier empresa de reformas y pintores como reformasydecoracion.com.es disponibles en las distintas ciudades (Madrid, Barcelona…).
Si la zona común que se quiere arreglar es un portal y lo que falta por añadir es iluminación o las lámparas o plafones necesitan sustituirse, se pueden colocar lámparas rústicas, modernas o del estilo más adecuado para el conjunto de la estancia. Colocando un espejo del tamaño adecuado se puede conseguir una sensación de mayor amplitud, además de distribuir la luz de mejor manera. Incluir algún objeto de mobiliario reservado a una zona de descanso le darán un aspecto más acogedor, basta con contactar con alguna tienda o fabricante de sillas que nos proporcione los asientos adecuados para el espacio destino.
El mal estado del pavimento, bien por el exceso de uso, por el mal uso, por una deficiente colocación o por una mala calidad del producto es otro de los aspectos que suelen encontrarse en zonas comunitarias. El primer paso consiste en acondicionar una superficie sobre la que se colocará posteriormente el suelo, el hormigón impreso o el material elegido. Este proceso de acondicionamiento exige que todo el lugar preparado sea estable y se encuentre asentado, evitándose de esta forma movimientos indeseados que provoquen la fractura o descolocación del pavimento.
En conclusión, las zonas comunes bien habilitadas para su uso suponen un beneficio para la comunidad. Las posibilidades de decoración y de materiales son tantas como la imaginación permite, con la ventaja de conseguir una mayor fuerza de negociación al comprar los materiales, puesto que, al juntarse varios compradores, se puede lograr una mejora del precio debido al aumento del volumen de venta del producto. Así que, las zonas comunes bien acondicionadas y fundamentadas en un uso comunitario respetuoso y considerado son una alternativa muy beneficiosa para todos los propietarios.