La sociedad en la que vivimos en la actualidad hace que sea completamente imposible para muchas personas compaginar la vida laboral con la familiar y personal. Todos aquellos que vivís en grandes ciudades como Barcelona o Madrid sabéis perfectamente a lo que nos referimos con ello. Pasáis, por regla general, entre nueve y diez horas en vuestra oficina, a lo que ha de añadirse la hora y media (a veces incluso hasta más) que pasáis metidos en un atasco. Con eso ya se os esfuma medio día sin contar con las horas de sueño. Un desastre.
El tiempo hábil para dedicarse a otras labores de lunes a viernes oscila entre las tres y las cuatro horas para todos aquellos que trabajáis en una gran ciudad. Lo que posiblemente os cause más enfado es que, de ese tiempo, una buena parte tenga que estar sí o sí destinado a la ejecución de tareas del hogar. Porque limpiar o planchar no son tareas que se realicen solas. Y no digamos ya si tenéis un hijo pequeño. Si es así, vuestro tiempo de ocio es simplemente inexistente.
Descansar y tener tiempo para uno mismo es imprescindible. La página web de Segway Tours Madrid hace referencia a dicha hipótesis asegurando que realizar actividades de ocio ayuda de un modo sustancial porque otorgan un flujo de energía positivo para la persona, que se traduce a largo plazo en mantener la salud, ser propietario de una paz mental y reducir el riesgo de padecer diabetes e hipertensión. No está mal, ¿no?
Desafortunadamente, sacar tiempo de ocio es sumamente complicado. Conseguir una reducción de la jornada laboral es hoy una misión completamente imposible, así que la opción para conseguirlo es mediante la reducción del tiempo que empleamos en la realización de las tareas del hogar. Pero eso no implica que las dejemos de lado, sino que encontremos un método de hacerlas de un modo lo más rápido posible. Esa es la única esperanza para todas aquellas personas que todavía valoren sus momentos de ocio diarios.
Decíamos que limpiar o planchar son cosas que todavía no se hacen solas. Pero, por suerte, en lo que guarda relación con lavar la ropa, la situación es distinta. Hoy en día existe la posibilidad de tener acceso a un autoservicio de lavandería, algo por lo que están apostando cada vez más las comunidades de propietarios. Para ello, contactar con Lavatur es la posibilidad más recomendable.
Son cada vez más los edificios de propietarios que, como decimos, han apostado por instalar este autoservicio dentro de su jurisdicción. Resulta una apuesta a todas luces ventajosa para dichas entidades, puesto que, si el proveedor es Lavatur, los propietarios sólo deben preocuparse por los gastos de luz y agua. El resto del coste del servicio (instalación, mantenimiento o repuesto, entre otras cuestiones) corre a cargo del propio proveedor.
Los resultados no se harán esperar. La comodidad será la primera de las ventajas para los propietarios, que encontrarán un medio eficaz y sobre todo rápido para hacer frente a su colada. Además, y como el gasto de luz y agua pasa a ser compartido entre todos los vecinos, el coste para cada uno de ellos puede llegar a reducirse de un modo sustancial. Y, finalmente, la más importante de las ventajas: los beneficiarios del servicio verán como aumenta de un modo sensible su tiempo libre.
¿Será esta la manera de lavar la ropa en el futuro?
El debate está servido. Son cada vez más las comunidades de vecinos que están empleando esta técnica para todos sus propietarios y lo cierto es que éstos están, por regla general, contentos con una cuestión como tal. El perfil del usuario suele ser una persona joven, trabajadora y que pasa buena parte del día fuera de casa.
Es cierto que en comunidades en las que el propietario medio suele ser una persona mayor, el sistema de autolavado apenas tiene éxito. La gente es más conservadora a medida que va cumpliendo años, y los nuevos y revolucionarios sistemas no van con ellos. Pero para la gente joven supone una gran oportunidad. Una oportunidad para ganar tiempo, para dedicarlo a otra serie de cuestiones más importantes para desarrollarse como persona y para, en definitiva, disfrutar un poco más de la vida.