Si hay un fenómeno que antes de la crisis era prácticamente inexistente, eran los huertos urbanos. Reservados para proyectos con un objetivo fijado, parte de granja-escuelas para enseñar a los niños los tipos de verduras o como método de rehabilitación, los huertos urbanos se han desarrollado como alternativa de trabajo y subsistencia para muchos vecinos. Además de otros beneficios para la salud física y mental que reporta, como la satisfacción y motivación personal, el ejercicio físico de cada día… y resultados con sabor a salud.
Normalmente se realizan en solares urbanos que no se usan. Se limpian de escombros, se adecuan y se habilitan. Uno de los puntos más importantes en la adecuación de estos espacios se refiere a la disposición de un sistema de riego. Normalmente para esto suele haber algún ingeniero agrónomo que entiende y puede echar una mano. Pero si no es el caso, puede optarse por la creación de un aljibe que recoja el agua de lluvia o el método más tradicional: la colaboración ciudadana de toda la vida a través de la regadera y el aporte de agua mediante recipientes.
Ahora bien, ¿cómo hacerlo de forma legal? Normalmente son los ayuntamientos los dueños legales de ese suelo, por lo que sería obligatorio informar sobre lo que se va a hacer en esa zona sin edificar y que puede reconvertirse de criadero de ratas y suciedad en un bonito huerto urbano que ayude a la economía de muchas familias.
Curiosa es la historia del huerto urbano de la ciudad de Córdoba. Tal como explica su historia la Wikipedia, el origen de este huerto urbano colectivo se remonta a unas fiestas populares del barrio de 2012 en que un grupo de profesionales de la arquitectura y el urbanismo interesados en la recuperación de espacios públicos abandonados organizó, de manera desinteresada, una serie de actividades en el solar, entre las que se incluía la creación de un huerto, que finalmente se quedó hasta hoy.
Además a la hora de realizar un huerto urbano, puede optarse por árboles frutales. Aunque quizá no es lo más común, un correcto acondicionamiento y cuidados puede dar, literalmente, muchos frutos. Hay empresas que ayudan al crecimientos y desarrollo de árboles frutales u olivos, como es el caso de IDolive , empresa surgida a raíz de un estudio de la Universidad de Córdoba y que ofrece, entre otros servicios, la posibilidad de un análisis y diagnóstico sanitario de plantas de olivo. Sin duda su trabajo puede ayudar al reforzamiento del huerto.
Córdoba no es la única ciudad con un huerto y con empresas especializadas en cuidado de plantas y árboles. En otras ciudades andaluzas como Sevilla y en grandes capitales como Madrid también se han llevado a cabo actividades de este tipo. Ya son muchas las ciudades, grandes capitales y parte de provincias las que cuentan con vecinos con el tesón suficiente para sacar adelante el huerto. Y es que entre todos, se pueden conseguir resultados increíbles y sobre todo, efectos beneficiosos para las personas que componen estos proyectos tan deliciosos. ¿Os animáis?